La capacidad de los seres vivos para adaptarse a ambientes extremos no deja de sorprendernos. Charles Darwin fue el primero en apuntar que podría haber vida en los lugares más remotos del planeta. Mientras viajaba en el Beagle observó en unas salinas la existencia de gusanos anélidos. Y en su libro escribió:
“¡Cuán sorprendente es que haya animales capaces de
vivir en la salmuera y que anden arrastrándose entre cristales de sulfato de
sodio y cal! […] ¡Bien podemos afirmar que todas las partes del mundo son
habitables! Lagos de salmuera o lagos subterráneos ocultos bajo de montañas
volcánicas, fuentes de aguas minerales, las anchurosas y profundas extensiones
del océano, las regiones superiores de la atmósfera y hasta la superficie de
las nieves perpetuas, todo sustenta seres orgánicos.”