En el post de hoy os queremos
relatar una aventurilla microbiológica muy interesante.
Yadira Pastor, es graduada en Bioquímica
y actualmente está haciendo el Máster de I+d+I de Medicamentos en la
Universidad de Navarra. Su trabajo está
enmarcado dentro de un proyecto para el desarrollo de vacunas frente a
Shigellosis.
Derivado de ello, se le planteó
la posibilidad de realizar una estancia en el Hospital de Monkole, en la República
Democrática del Congo (R.D. Congo). Su respuesta fue rápida: ¡acepto!
Con ayuda de la Universidad, ISTUN y de
trabajadores del hospital prepararon el viaje. Estuvo allí tres semanas (entre
agosto y septiembre de este año) y hoy os contamos cómo le ha ido la
experiencia.
El objetivo del viaje fue
trabajar en el diagnóstico de enfermedades diarreicas de origen bacteriano. El
grupo de investigación en el que está englobado el proyecto de Máster colabora
con una empresa de diagnóstico llamada CERTEST. Esta empresa desarrolla kits de
detección rápida para el diagnóstico de múltiples enfermedades infecciosas. Así
pues, la idea era utilizar estos kits para identificar Shigella o E.coli 0157 en heces y posteriormente aislar la cepa
para su posterior análisis. Además de éstas, al preparar el viaje, el Hospital
del Monkole, pidió si podían llevar kits para Salmonella Typhi y S. Paratyphi. Según les contaron, tienen muchos casos de
fiebres tifoideas y les sería muy útil contar con una herramienta de
diagnóstico rápido para poder diferenciar estos dos tipos bacterianos y dar con el tratamiento correcto lo antes
posible.
Así pues, Yadira preparó la
maleta con todos los kits necesarios (cedidos por CERTEST) y medios específicos
de cultivo para las cepas a estudio y el día 25 de agosto, tras varias horas de
vuelo y escalas en Madrid-Bruselas-Luanda llegó a la capital, Kinshasa.
Kinshasa es la capital y la
mayor ciudad de la República Democrática del Congo. Se encuentra en la orilla
izquierda del río Congo y tiene una población estimada en 10 millones de
habitantes. La ciudad está dividida en comunas (distritos). Cada comuna tiene
un hospital de referencia.
En nuestro caso, nos trasladamos
a la comuna de Mont-Ngafula. Esta comunidad tiene unos 200.000 habitantes.
En ella, el hospital de referencia es el Hospital de Monkole.
Monkole abrió sus
puertas en Kinshasa, en abril de 1991,
con un pequeño equipo de médicos y enfermeras. Posteriormente se construyó un
segundo edificio dedicado a la hospitalización de embarazadas y niños. Diez años después, se erigió como
Hospital de referencia en la zona de Mont Ngafula I, de la que dependen 250.000
habitantes. A día de hoy,
dispone de once salas de consulta, diversos departamentos médicos, una zona de
urgencias y cincuenta y cinco camas. Para atender a una mayor población, se
crearon tres antenas médico-sociales situadas en zonas periféricas y de difícil
acceso. Cada año se realizan 450
operaciones y reciben atención médica más de 45.000 personas. Asimismo,
el Hospital trabaja con el Fondo Mundial para la atención de familias afectadas
por el VIH (SIDA).
¿Dónde te alojabas?
Al lado del hospital hay una
residencia que acoge tanto a gente que va de paso, como era mi caso, así como
gente que pasa allí años (médicos, estudiantes de medicina, estudiante
extranjeros, etc.) La residencia estaba muy bien. Tenía una habitación
individual con baño completo y muy cómoda.
Había algunos españoles. Entre
ellos, cito a María Dolores, una médico española que lleva allí más de 30 años y trabaja en la coordinación
del hospital. Ella fue la que me contó muchas cosas sobre el país.
¿En qué parte del hospital trabajabas?
Estaba en el laboratorio del
Hospital. Microbiología y Hematología compartían una sala con aparatos y después había salas “temáticas”: Bacteriología, parasitología,
anatomía-patológica, etc. En mi caso, estaba en la bacteriología.
Las muestras debían llegar de
este hospital así como de otros hospital más pequeños (dispensarios) de Mont-Ngafula.
¿Pudiste analizar muchas muestras?
La verdad es que no mucho. Por
un lado, el tiempo de estancia no fue muy largo y aunque hice lo que pude, el
tiempo nunca puede estirarse todo lo que una quiere. Otro factor es que había
cierta descoordinación para conseguir muestras de otros hospitales. Era
necesario ir en persona a recoger las muestras y no estaba todo bien preparado.
Por último, me explicaron que ahora están en época seca y que es en la época de
lluvias (octubre-mayo) cuando hay más casos de diarrea. Esta vez no podíamos
elegir la fecha, pero si vuelvo algún día intentaría planificar mejor el viaje
teniendo en cuenta estas cosas.
De todas formas, aunque no pude
analizar muchas muestras, si que tuve la oportunidad de darles una charla en el
Hospital. Asistieron médicos y profesores de distintos hospitales y todos
estaban muy interesados. Les hablé sobre las técnicas de diagnóstico
disponibles, cómo se utilizan los kits y
su fundamento teórico.
¿Qué te pareció el hospital?
El hospital de Monkole tiene
buenas instalaciones y el personal trabaja bastante bien.
Aparte de este hospital, tuve la
oportunidad de visitar otros hospitales y la verdad es que había muchas cosas
por mejorar. En general, estaban bastantes sucios: había incluso jeringuillas
por el suelo, sábanas con sangre, etc.
Algo que también me llamó la
atención es que para muchos congoleños ir al médico es la última opción. Antes
van a curanderos, brujos y ya, como último recurso, acuden al médico. En este
sentido, también me llamó la atención que en muchos casos (debido a sus
creencias) prefieren ahorrar el poco dinero que tienen en un buen funeral que
en intentar curarse pagando la atención médica.
¿Alguna cosa más a destacar?
Había muchos orfanatos. Tuve la ocasión de visitar el de Kimbondo (o Maman
NKoKo). Alberga a unos 700 niños y la verdad es que es bastante impresionante.
Me contaron que cuando nacen niños con malformaciones o con alguna
discapacidad, la mayoría son abandonados ya que creen que puede ser signo de maldad
o algo parecido. Es por esto que hay muchos orfanatos.
La historia del orfanato de Maman
NKoKo es admirable. Hace 30 años, una médico italiana llamada Laura Perna, fue
a Kinshasa a montar un hospital pediátrico y al
ver todo aquello decidió quedarse y fundar un orfanato, Maman NKoKo.
Vendió su casa y todas sus pertenencias y se estableció allí. Según me
contaron, cuando tenía unos 80 años se puso enferma y volvió a Italia. Sin
embargo, decidió volver a Kinshasa porque quería morir allí.
Cuando visité el orfanato pude
verla. Estaba muy enferma, no podía hablar, ni ver, casi ni escuchar. Coincidencias
curiosas que a veces ocurren, murió tres días después de visitar el orfanato.
Tenía 96 años. Fue increíble.
¿Pudiste visitar algo del país?
No todo lo que hubiera querido,
pero algo sí. Lo que más me gusto fue el río Congo, que es
el río más grande de África Central y uno de los más grandes del mundo, y que
separa las capitales de RD Congo (Kinshasa) y República del Congo (Brazaville)
Además
pude disfrutar de los paisajes selváticos que tiene el país, donde ví Bonobos (chimpancé pigmeo), uno de los 4 grandes simios
del planeta, que solo se encuentran en este país.
¿Conclusión del viaje?
Muy bien. Aunque es lo que se suele decir en estos casos, es la verdad. Personalmente, ha sido una experiencia muy bonita y profesionalmente, muy interesante y motivadora. Cuando ves cómo cosas en las que has trabajado en el laboratorio se aplican en el mundo real es muy gratificante.
Agradecemos a Yadira que haya compartido su experiencia con nosotros y como siempre, os invitamos a que nos contéis qué se "cuece" por vuestros laboratorios.
microbiosandco@gmail.com
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