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miércoles, 16 de septiembre de 2015

Microbiólogos por el mundo: Yadira Pastor


En el post de hoy os queremos relatar una aventurilla microbiológica muy interesante.

Yadira Pastor, es graduada en Bioquímica y actualmente está haciendo el Máster de I+d+I de Medicamentos en la Universidad de Navarra.  Su trabajo está enmarcado dentro de un proyecto para el desarrollo de vacunas frente a Shigellosis.

Derivado de ello, se le planteó la posibilidad de realizar una estancia en el Hospital de Monkole, en la República Democrática del Congo (R.D. Congo). Su respuesta fue rápida: ¡acepto!

Con ayuda de la Universidad, ISTUN y de trabajadores del hospital prepararon el viaje. Estuvo allí tres semanas (entre agosto y septiembre de este año) y hoy os contamos cómo le ha ido la experiencia.


El objetivo del viaje fue trabajar en el diagnóstico de enfermedades diarreicas de origen bacteriano. El grupo de investigación en el que está englobado el proyecto de Máster colabora con una empresa de diagnóstico llamada CERTEST. Esta empresa desarrolla kits de detección rápida para el diagnóstico de múltiples enfermedades infecciosas. Así pues, la idea era utilizar estos kits para identificar Shigella o E.coli  0157 en heces y posteriormente aislar la cepa para su posterior análisis. Además de éstas, al preparar el viaje, el Hospital del Monkole, pidió si podían llevar kits para Salmonella Typhi y S. Paratyphi.  Según les contaron, tienen muchos casos de fiebres tifoideas y les sería muy útil contar con una herramienta de diagnóstico rápido para poder diferenciar estos dos tipos bacterianos  y dar con el tratamiento correcto lo antes posible.

Así pues, Yadira preparó la maleta con todos los kits necesarios (cedidos por CERTEST) y medios específicos de cultivo para las cepas a estudio y el día 25 de agosto, tras varias horas de vuelo y escalas en Madrid-Bruselas-Luanda llegó a la capital, Kinshasa.

Kinshasa es la capital y la mayor ciudad de la República Democrática del Congo. Se encuentra en la orilla izquierda del río Congo y tiene una población estimada en 10 millones de habitantes. La ciudad está dividida en comunas (distritos). Cada comuna tiene un hospital de referencia.
En nuestro caso, nos trasladamos a la comuna de Mont-Ngafula. Esta comunidad tiene unos 200.000 habitantes. En ella, el hospital de referencia es el Hospital de Monkole.

Monkole abrió sus puertas en Kinshasa, en abril de 1991, con un pequeño equipo de médicos y enfermeras. Posteriormente se construyó un segundo edificio dedicado a la hospitalización de embarazadas y niños. Diez años después, se erigió como Hospital de referencia en la zona de Mont Ngafula I, de la que dependen 250.000 habitantes. A día de hoy, dispone de once salas de consulta, diversos departamentos médicos, una zona de urgencias y cincuenta y cinco camas. Para atender a una mayor población, se crearon tres antenas médico-sociales situadas en zonas periféricas y de difícil acceso.  Cada año se realizan 450 operaciones y reciben atención médica más de 45.000 personas. Asimismo, el Hospital trabaja con el Fondo Mundial para la atención de familias afectadas por el VIH (SIDA).


¿Dónde te alojabas?

Al lado del hospital hay una residencia que acoge tanto a gente que va de paso, como era mi caso, así como gente que pasa allí años (médicos, estudiantes de medicina, estudiante extranjeros, etc.) La residencia estaba muy bien. Tenía una habitación individual con baño completo y muy cómoda.
Había algunos españoles. Entre ellos, cito a María Dolores, una médico española que lleva allí  más de 30 años y trabaja en la coordinación del hospital. Ella fue la que me contó muchas cosas sobre el país.

¿En qué parte del hospital trabajabas?

Estaba en el laboratorio del Hospital. Microbiología y Hematología compartían una sala con aparatos y después había salas “temáticas”: Bacteriología, parasitología, anatomía-patológica, etc. En mi caso, estaba en la bacteriología.
Las muestras debían llegar de este hospital así como de otros hospital más pequeños (dispensarios) de Mont-Ngafula.




¿Pudiste analizar muchas muestras?

La verdad es que no mucho. Por un lado, el tiempo de estancia no fue muy largo y aunque hice lo que pude, el tiempo nunca puede estirarse todo lo que una quiere. Otro factor es que había cierta descoordinación para conseguir muestras de otros hospitales. Era necesario ir en persona a recoger las muestras y no estaba todo bien preparado. Por último, me explicaron que ahora están en época seca y que es en la época de lluvias (octubre-mayo) cuando hay más casos de diarrea. Esta vez no podíamos elegir la fecha, pero si vuelvo algún día intentaría planificar mejor el viaje teniendo en cuenta estas cosas.

De todas formas, aunque no pude analizar muchas muestras, si que tuve la oportunidad de darles una charla en el Hospital. Asistieron médicos y profesores de distintos hospitales y todos estaban muy interesados. Les hablé sobre las técnicas de diagnóstico disponibles, cómo se utilizan los kits y su fundamento teórico. 





















¿Qué te pareció el hospital?

El hospital de Monkole tiene buenas instalaciones y el personal trabaja bastante bien.

Aparte de este hospital, tuve la oportunidad de visitar otros hospitales y la verdad es que había muchas cosas por mejorar. En general, estaban bastantes sucios: había incluso jeringuillas por el suelo, sábanas con sangre, etc.

Algo que también me llamó la atención es que para muchos congoleños ir al médico es la última opción. Antes van a curanderos, brujos y ya, como último recurso, acuden al médico. En este sentido, también me llamó la atención que en muchos casos (debido a sus creencias) prefieren ahorrar el poco dinero que tienen en un buen funeral que en intentar curarse pagando la atención médica.



¿Alguna cosa más a destacar? 
                                            
Había muchos orfanatos. Tuve la ocasión de visitar el de Kimbondo (o Maman NKoKo). Alberga a unos 700 niños y la verdad es que es bastante impresionante. Me contaron que cuando nacen niños con malformaciones o con alguna discapacidad, la mayoría son abandonados ya que creen que puede ser signo de maldad o algo parecido. Es por esto que hay muchos orfanatos.

La historia del orfanato de Maman NKoKo es admirable. Hace 30 años, una médico italiana llamada Laura Perna, fue a Kinshasa a montar un hospital pediátrico y al  ver todo aquello decidió quedarse y fundar un orfanato, Maman NKoKo. Vendió su casa y todas sus pertenencias y se estableció allí. Según me contaron, cuando tenía unos 80 años se puso enferma y volvió a Italia. Sin embargo, decidió volver a Kinshasa porque quería morir allí.
Cuando visité el orfanato pude verla. Estaba muy enferma, no podía hablar, ni ver, casi ni escuchar. Coincidencias curiosas que a veces ocurren, murió tres días después de visitar el orfanato. Tenía 96 años. Fue increíble.

¿Pudiste visitar algo del país?

No todo lo que hubiera querido, pero algo sí.  Lo que más me gusto fue el río Congo, que es el río más grande de África Central y uno de los más grandes del mundo, y que separa las capitales de RD Congo (Kinshasa) y República del Congo (Brazaville)
Además pude disfrutar de los paisajes selváticos que tiene el país, donde ví Bonobos (chimpancé pigmeo), uno de los 4 grandes simios del planeta, que solo se encuentran en este país.




¿Conclusión del viaje?

Muy bien. Aunque es lo que se suele decir en estos casos, es la verdad. Personalmente, ha sido una experiencia muy bonita y profesionalmente, muy interesante y motivadora. Cuando ves cómo cosas en las que has trabajado en el laboratorio se aplican en el mundo real es muy gratificante.



Agradecemos a Yadira que haya compartido su experiencia con nosotros y como siempre, os invitamos a que nos contéis qué se "cuece" por vuestros laboratorios.

                                                   microbiosandco@gmail.com





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