En el post de hoy
queremos, como siempre, aportar conocimientos generales sobre Microbiología.
Sin embargo, hoy lo haremos de una forma diferente.
Os contamos una
prácticas llevada a cabo por alumnos de Microbiología del Grado de Farmacia de
la Universidad de Navarra. En ellas, se plantearon dos proyectos experimentales
diferentes: uno centrado en el estudio del proceso de fermentación y otro en el
estudio de enjuagues bucales.
Antes de entrar
al laboratorio, se plantean una serie de cuestiones relacionadas con el tema
para que el alumno, ya con micropipeta en mano, tenga una idea más clara de lo
que está haciendo en el laboratorio y sobre todo, del porqué.
Hoy hablaremos
del primer proyecto: FERMENTACIONES. EL objetivo de este
proyecto era conocer más a fondo el proceso de fermentación utilizando como
modelo el pan. Las cuestiones planteadas fueron las siguientes:
- ¿Qué diferencia hay entre la harina y el pan?
- ¿Podemos elaborar pan con bacterias?
- ¿Que ocurriría si no tuviéramos amilasas pancreáticas?
En el post de hoy
responderemos a estas preguntas con la ayuda de algunos alumnos. Lo que hemos hecho ha sido seleccionar algunos de los trabajos entregados y, con su permiso, los hemos
utilizado como fuente de información.
Por ello queremos
dar las gracias a todos los alumnos de 2º de Farmacia de la Universidad de
Navarra por el gran trabajo realizado en el laboratorio y especialmente a Irene
Marín y Ana María Posse por su
colaboración para realizar este post.
Harina vs. Pan
¿Qué
diferencias hay entre la harina y el pan?
La harina es un producto de origen vegetal que se obtiene
de la trituración de granos de distintos cereales. Junto con las levaduras y el agua es el principal
componente del pan que se obtiene por la fermentación
alcohólica que llevan a cabo las levaduras.
La definición de harina de trigo según el “Codex
Alimentarius” elaborado por la FAO es “el producto
elaborado con granos de trigo comun, Triticum
aestivum L., o trigo ramificado, Triticum compactum Host., o
combinaciones de ellos por medio de procedimientos de trituración o molienda en
los que se separa parte del salvado y del germen, y el resto se muele hasta
darle un grado adecuado de finura.
El proceso de refinado de la
harina es muy importante a la hora de evaluar sus propiedades nutritivas. La mayoría de minerales (Na, K, Ca, Zn, Co,
Mg, Mn, P…) y vitaminas (B1, B2, B3, B6, E) así como el ácido fólico se
encuentran en la parte externa del grano llamado salvado, mientras que el
interior es rico en hidratos de carbono, sobre todo almidón, y proteínas, sobre todo el gluten.
A grandes rasgos el contenido de
carbohidratos ronda entre el 72 y el 77%, el de proteínas alrededor del 10%, el
de grasas es muy escaso (1%) y el agua representa alrededor entre un 10-12%.
Estos valores dependen del grado de refinamiento. En el caso de la fibra el
porcentaje en la harina refinada es entorno al 3%, muy reducido en comparación
con la integral que alcanza niveles de hasta el 12%.
Además, la harina contiene una serie de enzimas (amilasas y proteasas), entre
las cuales las amilasas juegan un
papel importante en la formación del pan. Las alfa y beta amilasas hidrolizan el almidón en azúcares
sencillos (maltosa y glucosa) cuando la masa del pan está hidratada.
Estos azúcares son el alimento de las levaduras que realizarán
la fermentación alcohólica de estos azúcares dando lugar a la formación del
pan. Por ello el contenido de hidratos
de carbono del pan es menor que el de la harina mientras que el resto de
componentes son similares y en proporciones parecidas en ambos productos.
¿Por qué usamos
levaduras y no bacterias? ¿Podemos hacer pan con bacterias?
Las
levaduras son especialistas en este
tipo de fermentación alcohólica y su uso está altamente optimizado para la
elaboración de pan. Las principales levaduras que participan en el
formación del pan pertenecen a la especie Saccharomyces cerevisiae. Lleva a
cabo la fermentación alcohólica de las glucosas y las maltosas obtenidas tras
la hidrólisis del almidón por la amilasa (procedente del hongo o de la propia harina).
Hay que señalar que muchas
veces se añade un extra de amilasa a la harina para conseguir productos finales
con diferentes texturas y propiedades.
Los productos de la fermentación son el
etanol (que se evapora) y el dióxido de carbono, CO2, responsable de la esponjosidad del pan. Además, se forman diversos componentes
aromáticos que dan ese olor característico al pan. Aunque como se ha dicho las
levaduras son más eficientes para llevar a cabo este proceso, en la industria
se utilizan además algunas bacterias ácido lácticas (p.ej. Lactobacillus) que realizando una fermentación láctica, generan
ácido láctico aportando un sabor ácido. Si se utilizaran exclusivamente
bacterias, no se obtendría pan sino otro producto con diferentes propiedades
organolépticas.
Si no tuviéramos amilasas pancreáticas, ¿podríamos digerir
el pan, la harina, los dos o ninguno?
Si una persona
carece de la enzima amilasa pancreática no es capaz de digerir la harina, ya
que esta enzima hidroliza el almidón (polímero de glucosa y principal
carbohidrato de la harina) a monosacáridos y disacáridos. Sin embargo, sí que
puede digerir el pan ya que debido a la levadura y la acción de las amilasas
presentes, la mayoría de los carbohidratos están ya en forma de disacáridos y monosacáridos (hidrolizables por el epitelio
intestinal)
No hay comentarios:
Publicar un comentario